La Niña persiste: ¿Cómo afectará el clima en Córdoba y Argentina?
El fenómeno de La Niña continúa siendo un factor clave en las predicciones climáticas globales, y su influencia se sentirá con fuerza durante el invierno del hemisferio norte, incluyendo a Argentina. Según los últimos informes, las condiciones de La Niña se mantendrán, con una alta probabilidad de transición a una fase neutral del ENSO (El Niño-Oscilación del Sur) entre enero y marzo de 2026 (61% de probabilidad).
Este enfriamiento de las aguas del Océano Pacífico, característico de La Niña, impacta directamente en los patrones climáticos a nivel mundial. En Argentina, esto podría traducirse en:
- Menos lluvias: La Niña suele asociarse con sequías, especialmente en regiones como la Pampa Húmeda, afectando la producción agrícola.
- Temperaturas variables: Si bien no siempre implica un invierno más frío, puede aumentar la variabilidad térmica, con olas de frío intensas intercaladas con periodos más templados.
- Impacto en la pesca: Las temperaturas del mar influyen en la distribución de las especies marinas, lo que podría afectar la actividad pesquera.
¿Qué dicen los expertos?
Los modelos de predicción climática del IRI (Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad) indican una alta probabilidad de que La Niña continúe durante el período diciembre-febrero 2025-2026. Esto significa que debemos prepararnos para afrontar los posibles desafíos que este fenómeno pueda traer.
Es fundamental estar atentos a las actualizaciones de los pronósticos meteorológicos y tomar medidas preventivas para mitigar los efectos de La Niña en la agricultura, la gestión de recursos hídricos y la salud pública.
Más allá de La Niña: ¿Qué esperar a futuro?
Si bien La Niña dominará el panorama climático a corto plazo, los científicos también están monitoreando la posible llegada de El Niño. La transición a una fase neutral del ENSO y, posteriormente, a El Niño, podría traer cambios significativos en los patrones climáticos, con un aumento de las temperaturas globales y una mayor probabilidad de lluvias en algunas regiones.
En resumen, la situación climática es dinámica y requiere un seguimiento constante. Estar informados y preparados es la clave para adaptarnos a los cambios y minimizar los riesgos.